Pisas la alfombra que adorna el vestíbulo y el tiempo comienza su marcha atrás. El reloj tal vez se detuvo un instante antes de estirar su brazo hacia el pasado: Tal vez no hubo un segundo por que al marcar las doce esa manecilla juguetona era ya cosa de un tiempo incierto que decía: Once cincuenta y nueve. Nosotros no nos hemos alarmado con este suceso; quizá y solo lo hemos notado vagamente por que tú, al pisar la estera persa ya estas en otro tiempo. Te pusiste sobre aquel trapo extendido en el suelo y alargaste hacia nosotros unas palabras irreconocibles, un conjuro: “Esta es la formula”, es lo que has dicho pero yo he entendido otras cosas, algo que has dicho ya antes o tal vez dirás más adelante en el tiempo. Al decirlo nos envuelve un remolino de naturaleza imprecisa, tu esencia ha de fluir adelante del tiempo, atrás del tiempo, desparramándose en aquel movimiento sin principio, sin fin, ni ciclo. Te has indefinido al entrar en este vestíbulo incierto.
Yo miro el reloj y se que no solo no ha avanzado, sino que ya es media hora mas temprano, nos vemos acaso en reversa sabiendo que esta indecisión temporal no inquieta. Imposible suponer que la máquina sea defectuosa. El aire ha puesto las palabras de nuevo en tu boca, tus palabras, esa formula, eso que regresa apresurado a tus labios no es lo que ha propiciado este extraño momentum.
Los espejos han perdido el reflejo y son meras cuencas oscuras que conducen lejos. El aire va apareciendo hasta concretarse sólido, acumulado con cada paso atrás que avanza el segundero. Tú ves el polvo evaporarse de las cosas y recuerdas algo que quizás aún no ha sucedido. Las sombras en retirada tropiezan con la madera de las cosas y los pensamientos. Me vienen a la mente grandes imágenes que revientan en mi cabeza y que se van diluyendo, minúsculas en un olvido que bien podría ser recuerdo. Yo no sé como es que todo esto va aconteciendo, como es que el tiempo se va empalmando a tropiezos. Soy la clepsidra cuya sangre se va invirtiendo; Me derramo y me lleno. Haz cruzado el umbral del tiempo incierto, dices unas palabras, un conjuro quizás. Hemos quedado atrapados en el reverso del tiempo.
Pues primero, como ya se lo he dicho, me da gusto que escribas. El texto es bueno, tienes una narrativa que agrada. Quizá, y es lo que he notado en la mayoria de tus textos, tienes demasiada influencia de cierto escritor argentino. y no me mal interpretes, esta bien dejarnos influenciar pero no noto a nadie más que a un Borges chiquito. No encuentro a un Mosh grandote que salga diciendo: Este soy yo propio, este mi estilo
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