¡Si chula! te digo que estaban sentados en la acera de la derecha, en una de las muchas calles del centro. Yo caminaba por ahí nomas de puro cuento, ocupándome de lo mío. Yo andaba haciendo lo que estaría haciendo cualquier miércoles, y será la providencia, porque justamente me estaba paseando por esos lugares pasada la hora del mediodía. Ellos me vieron por supuesto, pero yo no le di importancia alguna a ese hecho. El lugar estaba concurrido, quiero decir: las calles del centro estaban repletas, por eso ni siquiera repare en los sujetos que supongo estaban esperándome. Se me ocurre ahora que me esperaban como un hecho irrevocable del destino, ellos allí sentados junto al poste y yo en camino, todo funcionando como la relojería que había de hacer posible el hecho. Es por eso que he venido a contarte, por eso es que tenia que venir a verte.
¿Te interesa?
Alfonso Carrasco Velo
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