mayo 07, 2010

Untitled

 

Tus ojos eran negro azabache en la blancura de la luna resplandeciente; yo no se como he tenido que encontrarte en semejante estado. Tus manos, emancipadas de toda pesadilla ahora tocan mi rastro diluido en la atmosfera. El aire férreo casi nos sostiene inmutables e inmunes. He visto el resplandor de tu mirada candente en la mirilla, casi convertida en una cosa solida, casi su presencia haciéndonos trascendentes. A mi y a ti; es tu mirada fija en otros horizontes lejanos la que nos concede existencia, y mientras nos hace presente, en este oscuro aparejo nuestras distancias y toda la esencia ha de ser solo la arena en una película. Ha de venir tu mirada cabalgando como una llamarada para congelarnos en el tiempo, para constatar nuestra presencia. Yo me muevo en otras direcciones sorteando el tumulto, más tu ojo, iris y pupila nos fijan en su mira. Ha de pasar tal ves un instante, ha de cumplirse tal ves una profecía. De alguna manera supe que así había de encontrarte, con tu mirada repegada tras esos cristales convexos. Lo supe por que bajo el aparato estabas sonriendo. Tus largos dedos sobre el gatillo, tu cabello bajo una suave briza y yo, navegando en cavilaciones absurdas, inmóvil aguardo la descarga. Ahora se que todo esto es solo una trampa del tiempo, y he de quedar para siempre apresado en tu fotografía.

Alfonso Carrasco Velo

No hay comentarios:

Publicar un comentario